Soy Fran. Nací en plena crisis de los 80 y, como muchos, crecí con más preguntas que respuestas sobre lo que comía y lo que me hacía engordar. A los 10 años ya tenía sobrepeso y a los 15 estaba cansado de escuchar lo mismo de todos los “profesionales”: “muévete más y come menos”.
El problema es que yo ya hacía deporte —natación, atletismo, ciclismo— y pasaba hambre. Pero seguía gordo. Y frustrado.
Ahí empezó mi viaje. No uno de transformación física (que también), sino un viaje de búsqueda, estudio y ensayo-error. Leí todo lo que caía en mis manos, probé todo tipo de dietas, me formé y comencé a entender la verdadera complejidad del cuerpo humano y su relación con la comida. Hoy, tras muchos años de estudio y experiencia personal y profesional, sé que el sobrepeso no es solo cuestión de voluntad. Es un sistema que falla.
Soy Fran. Nací en plena crisis de los 80 y, como muchos, crecí con más preguntas que respuestas sobre lo que comía y lo que me hacía engordar. A los 10 años ya tenía sobrepeso y a los 15 estaba cansado de escuchar lo mismo de todos los “profesionales”: “muévete más y come menos”.
El problema es que yo ya hacía deporte —natación, atletismo, ciclismo— y pasaba hambre. Pero seguía gordo. Y frustrado.
Ahí empezó mi viaje. No uno de transformación física (que también), sino un viaje de búsqueda, estudio y ensayo-error. Leí todo lo que caía en mis manos, probé todo tipo de dietas, me formé y comencé a entender la verdadera complejidad del cuerpo humano y su relación con la comida. Hoy, tras muchos años de estudio y experiencia personal y profesional, sé que el sobrepeso no es solo cuestión de voluntad. Es un sistema que falla.
Soy Fran. Nací en plena crisis de los 80 y, como muchos, crecí con más preguntas que respuestas sobre lo que comía y lo que me hacía engordar. A los 10 años ya tenía sobrepeso y a los 15 estaba cansado de escuchar lo mismo de todos los “profesionales”: “muévete más y come menos”.
El problema es que yo ya hacía deporte —natación, atletismo, ciclismo— y pasaba hambre. Pero seguía gordo. Y frustrado.
Ahí empezó mi viaje. No uno de transformación física (que también), sino un viaje de búsqueda, estudio y ensayo-error. Leí todo lo que caía en mis manos, probé todo tipo de dietas, me formé y comencé a entender la verdadera complejidad del cuerpo humano y su relación con la comida. Hoy, tras muchos años de estudio y experiencia personal y profesional, sé que el sobrepeso no es solo cuestión de voluntad. Es un sistema que falla.
Mi vida no ha sido de despacho. He tenido que hacer las maletas muchas veces, empezando de cero en lugares como Alicante, Algeciras, Cádiz, Málaga, Sevilla, Huelva o Córdoba. También he vivido fuera de España: Francia, Austria, Inglaterra, Italia, Laos…
Cada país me regaló algo más que recetas: me enseñó cómo se vive, se come y se entiende el cuerpo en culturas muy distintas. Esa visión global me dio una perspectiva única sobre la alimentación real.
Hoy vivo en Gran Canaria, donde sigo aprendiendo y compartiendo. Trabajo con personas de todo tipo, desde gente con ansiedad alimentaria hasta luchadores profesionales de MMA.
Enseñarte a comer, no a hacer dieta
Quiero que aprendas a alimentarte con conciencia, con placer y sin culpa. Mi misión no es cambiar tu cuerpo por fuera, sino ayudarte a reconciliarte con la comida y contigo mismo. Sin batidos. Sin mentiras. Sin promesas imposibles.
Un mundo sin miedo al pan ni culto al sufrimiento
Visualizo un futuro en el que las personas dejen de vivir con ansiedad por lo que comen, entiendan su cuerpo y sean capaces de cuidarse sin obsesionarse. Quiero que el conocimiento sustituya al miedo, y que sepas que puedes comer bien sin dejar de disfrutar.
Honestidad, compromiso y cero humo
Trabajo con evidencia, experiencia y empatía. No vendo milagros ni me escondo detrás de suplementos. Cada persona es un mundo, y merece un plan realista, adaptado y sostenible. Mi promesa: estar contigo en cada paso y enseñarte a caminar solo.
Porque fui un niño que se sentía atrapado. Que hacía todo “bien” y no entendía por qué no bajaba de peso. Porque viví la frustración, la ansiedad, las comilonas escondidas y el miedo a la comida.
Hoy, con perspectiva, entiendo lo que nadie me explicó entonces:
No es solo lo que comes, sino lo que entiendes sobre lo que comes.
No es cuánto deporte haces, sino cómo funciona tu cuerpo.
No es dejar de comer, sino saber elegir y respetar tu ritmo.
No somos vagos, ni felices por estar gordos. Somos personas luchando contra algo que va más allá de las calorías.
Y eso merece respeto, ciencia… y alguien que te enseñe con empatía.
Porque fui un niño que se sentía atrapado. Que hacía todo “bien” y no entendía por qué no bajaba de peso. Porque viví la frustración, la ansiedad, las comilonas escondidas y el miedo a la comida.
Hoy, con perspectiva, entiendo lo que nadie me explicó entonces:
No es solo lo que comes, sino lo que entiendes sobre lo que comes.
No es cuánto deporte haces, sino cómo funciona tu cuerpo.
No es dejar de comer, sino saber elegir y respetar tu ritmo.
No somos vagos, ni felices por estar gordos. Somos personas luchando contra algo que va más allá de las calorías.
Y eso merece respeto, ciencia… y alguien que te enseñe con empatía.
Porque fui un niño que se sentía atrapado. Que hacía todo “bien” y no entendía por qué no bajaba de peso. Porque viví la frustración, la ansiedad, las comilonas escondidas y el miedo a la comida.
Hoy, con perspectiva, entiendo lo que nadie me explicó entonces:
No es solo lo que comes, sino lo que entiendes sobre lo que comes.
No es cuánto deporte haces, sino cómo funciona tu cuerpo.
No es dejar de comer, sino saber elegir y respetar tu ritmo.
No somos vagos, ni felices por estar gordos. Somos personas luchando contra algo que va más allá de las calorías.
Y eso merece respeto, ciencia… y alguien que te enseñe con empatía.